Si hay algo con lo que podemos contar en la sanidad es con la innovación constante. Desde los nuevos medicamentos hasta los enfoques de la prestación de cuidados, el mundo de la atención al paciente está en constante evolución. Un área en la que hemos visto esto en los últimos años es el aumento del uso de la cirugía asistida por robot. Esta técnica quirúrgica, que antes parecía sacada de la ciencia ficción, es cada vez más frecuente, sobre todo en las intervenciones ginecológicas y urológicas.
Esto se debe, en parte, a los importantes avances en la tecnología diseñados para mejorar la experiencia tanto de los pacientes como de los médicos. Con algunos sistemas, los cirujanos tienen la posibilidad de controlar las cámaras que apuntan a la zona quirúrgica con un simple movimiento de ojos. Además, la miniaturización de la electrónica puede significar brazos robóticos más pequeños y versátiles, ampliando la gama de procedimientos en los que la robótica puede tener un papel.
Aunque el futuro de la cirugía robótica es prometedor, la introducción de cualquier nueva tecnología o enfoque puede suponer retos en el flujo de trabajo y nuevos riesgos potenciales que hay que afrontar. En el caso de la cirugía asistida por robot, considere lo siguiente:
- Preparación para los desafíos mecánicos o de conectividad: Cualquier dispositivo mecánico puede fallar, y los robots quirúrgicos no son una excepción. Si bien los fabricantes de dispositivos incorporan funciones para ayudar a minimizar este potencial -como la redundancia del sistema, la tolerancia a los fallos, el mantenimiento justo a tiempo y las alertas del sistema-, las organizaciones sanitarias deben asegurarse de que cuentan con los medios adecuados estrategias y recursos de mitigación de riesgos para posibles problemas de datos, conectividad y mecánicos, que suelen estar fuera de la experiencia del equipo quirúrgico.
- Impacto en los flujos de trabajo y minimización de los retrasos: El aprovechamiento de la tecnología robótica quirúrgica puede afectar a una serie de variables del flujo de trabajo, como el tiempo de preparación de la sala, el tiempo de colocación de los paños y de acoplamiento del robot, el tiempo de procedimiento piel a piel, el tiempo de desacoplamiento/almacenamiento y el tiempo de rotación de la sala. Garantizar que los paños y otras soluciones quirúrgicas diseñadas para estos procesos específicos y las distintas necesidades de la tecnología implicada estén a mano puede ahorrar valiosos minutos de tiempo de preparación y rotación en un quirófano de gran actividad.
- Educación y formación: A medida que la tecnología sigue evolucionando, es fundamental que los equipos quirúrgicos estén al día de las últimas directrices, así como de los protocolos de su propia organización y de las expectativas de las distintas funciones durante las intervenciones quirúrgicas asistidas por robot. Un elemento fundamental es la formación continua. Según la Asociación de Tecnólogos QuirúrgicosLa formación debe ser específica para la tecnología utilizada por una organización y debe incluir la forma de conectar los componentes del sistema robótico; la configuración, el revestimiento y la colocación correctos de los brazos; la técnica adecuada para inspeccionar los instrumentos robóticos en cuanto a funcionalidad y defectos; y la limpieza, desinfección y esterilización correctas de los instrumentos reutilizables, entre otros temas.
Aunque las nuevas tecnologías y enfoques pueden ser prometedores y mejorar los resultados para los pacientes, es importante tener en cuenta las nuevas áreas de riesgo potencial y el impacto en el flujo de trabajo diario para los encargados de su atención. Adoptar un enfoque reflexivo de la formación y garantizar una estrecha colaboración entre los equipos quirúrgicos y otros que tradicionalmente han tenido un papel más tangencial en los casos quirúrgicos -como la informática y la ingeniería biomédica- ayuda a mitigar estos riesgos y a garantizar una atención centrada en el paciente en un mundo cada vez más robotizado.