Ojo avizor: Proteger los ojos del personal sanitario

Los ojos son una puerta de entrada de infecciones en el organismo. Por eso es fundamental proteger los ojos, sobre todo en entornos con riesgo de infección. En los hospitales, el riesgo de infección puede ser mayor debido a la posibilidad de salpicaduras de sangre u otros fluidos corporales.

Según un estudio de estudiantes de medicina, los observados se tocaban la cara una media de 23 veces por hora. Casi la mitad implicaba tocar una mucosa, y una cuarta parte de ellas eran los ojos. Dada la frecuencia con que una persona normal se toca la cara, el personal hospitalario tiene buenas razones para preocuparse por el riesgo de infecciones.

Hay muchos estudios que analizan la prevalencia de salpicaduras en las gafas de los cirujanos, la mayoría de los cuales observan tasas similares de salpicaduras de sangre y otros fluidos en las gafas. Por lo tanto, es fundamental que el personal sanitario se proteja los ojos y que los hospitales cuenten con protocolos de prevención de infecciones bien establecidos para mantener a salvo al personal.

Seguir estas buenas prácticas puede ayudar a su centro a proteger al personal y a los pacientes.

  1. Déjese guiar por la normativa: Múltiples organismos reguladores, incluidos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el Instituto Nacional Estadounidense de Normalización (ANSI) y la Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo (OSHA), recomiendan el uso sistemático de protección ocular como barrera para evitar que el material infeccioso penetre en el ojo junto con otros equipos de protección individual (EPI), como guantes, batas, mascarillas o respiradores.La normativa de la OSHA establece «Se utilizarán mascarillas en combinación con dispositivos de protección ocular, como gafas o anteojos con protecciones laterales sólidas, o pantallas faciales hasta la barbilla, siempre que puedan generarse salpicaduras, rocíos, salpicaduras o gotas de sangre u otros materiales potencialmente infecciosos y pueda preverse razonablemente la contaminación de ojos, nariz o boca.» En otras palabras, cuando existe algún riesgo potencial para los ojos de un trabajador sanitario, su empleador está obligado a proporcionarle el equipo de protección individual (EPI) adecuado.
  2. Elimine los riesgos si es posible siguiendo la jerarquía de controles de la OSHA: No descuide un firme intento de eliminar los riesgos por completo antes de recurrir a los EPI. La instalación debe utilizar la jerarquía de controles de OSHA para reducir la exposición del personal intentando eliminar el peligro por completo o utilizando prácticas de ingeniería o de trabajo para mejorar el control de los escenarios de riesgo.
  3. Elija el EPI adecuado: hay muchas opciones en cuanto al EPI que llevará su personal, y algunas combinaciones son mejores que otras. Por ejemplo, las gafas graduadas y las lentes de contacto no se consideran EPI suficientes para el control de infecciones. Los protectores faciales abiertos por la parte inferior o las gafas de seguridad por sí solas tampoco se consideran suficientes. Según la Asociación de Tecnólogos Quirúrgicos (AST), la protección ocular recomendada consiste en gafas con ventilación indirecta y revestimiento antivaho. Esto maximizará la protección frente a rociaduras, salpicaduras, gotas y restos como huesos. Además, hay opciones que permiten llevar gafas sobre gafas graduadas.
  4. Siga las instrucciones de uso del fabricante y quíteselo con cuidado: Al igual que con todos los equipos médicos, recuerde seguir siempre las instrucciones de uso (IFU) del fabricante en lo que respecta al almacenamiento y la inspección del equipo. Preste especial atención a cómo y cuándo se quita las gafas protectoras, quitándoselas con cuidado para minimizar la transferencia de sangre u otros fluidos a una membrana mucosa. Considéralo también:
    • Quitarse los EPI de los ojos en último lugar, ya que pueden producirse salpicaduras al quitarse los guantes;
    • Formar al personal para que se quite las gafas por la parte que las sujeta a la cabeza y no por las propias gafas.
    • Disponer de un recipiente etiquetado para las gafas sucias si no se utilizan gafas desechables.
  5. Revise su protocolo anualmente: El personal cambia a menudo y las normativas cambian, así que revise anualmente las políticas de protección ocular con los cirujanos, los técnicos quirúrgicos certificados, el personal de enfermería, la gestión de riesgos y la prevención de infecciones.
  6. Disponer de un sólido programa de formación: El personal quirúrgico, especialmente los TCP, y todo el personal que trabaje regularmente en zonas o procedimientos con riesgo de salpicaduras debe participar en actividades de formación continua para mantenerse al día de las mejores prácticas en materia de protección ocular. Esa formación debe incluir el uso adecuado de los EPI, la limpieza, desinfección y eliminación, el mantenimiento y almacenamiento de los productos y la definición de las limitaciones existentes, si las hubiera.

El riesgo de que el personal quirúrgico esté expuesto a salpicaduras peligrosas de sangre y otros fluidos corporales es inevitable. Contar con un protocolo claro, un programa de formación sólido y el EPI adecuado puede mejorar la seguridad de sus empleados al minimizar el riesgo de propagación de infecciones.

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