En esencia, una sala blanca es un área especializada de una instalación que requiere una estricta estrategia de control de la contaminación. Esto significa que la cantidad y concentración de partículas en suspensión en el aire se controla y clasifica, y que la sala se diseña, construye y opera de manera que se regule la introducción, generación y retención de partículas1. Dada la naturaleza altamente regulada de las salas blancas, la capacidad de mantener cómo se controla y supervisa una sala blanca es fundamental. Incluso pequeñas cantidades de partículas pueden contaminar una sala blanca y provocar una parada de la producción. Existen dos procesos principales para el mantenimiento y control de las salas blancas: el estéril y el aséptico. Para que una sala limpia sea estéril, debe estar libre de todo microorganismo vivo. Para conseguirlo, los procesos estériles utilizan procedimientos físicos o químicos para destruir todos los microorganismos, incluido un gran número de esporas de bacterias resistentes2. Los procesos asépticos no crean un entorno estéril, sino que mantienen la esterilidad del producto y evitan la contaminación por microorganismos2. En el caso de las salas blancas, esto significa mantener todo el entorno libre de contaminación. Aunque los dos procesos tienen características que se solapan, no son intercambiables y la utilización adecuada de ambos es clave para un correcto mantenimiento de la sala blanca. Para que una sala blanca se clasifique como estéril, debe estar completamente libre de microorganismos y someterse a procesos que acaben con todas las bacterias y organismos vivos. Para mantener la esterilidad de las salas blancas, debe utilizarse un proceso aséptico. La creación de un entorno estéril suele significar que no hay contacto humano y que se aplican procesos asépticos para mantener la esterilidad una vez que intervienen seres humanos y otros materiales. Las mejores prácticas para el mantenimiento de salas blancas estériles y asépticas incluyen el uso de controles adecuados de temperatura y humedad, filtros de aire e instalación de suelos, paredes, techos y mostradores fáciles de limpiar. Un elemento crítico que a menudo se pasa por alto para ayudar a mantener los procesos asépticos y evitar la contaminación de las salas blancas es el uso de equipos de protección individual (EPI) adecuados, incluidos guantes estériles desechables. Con el personal entrando y saliendo de las salas blancas, hay muchas posibilidades de que se introduzcan partículas, como polvo y otros organismos transportados por el aire, en el entorno de la sala blanca. Por lo tanto, deben incorporarse procesos asépticos para mantener una sala blanca funcionando con los atributos controlados adecuados. Para minimizar la contaminación, los EPI para salas blancas deben fabricarse mediante procesos específicos que reduzcan la exposición química y controlen el número de partículas y sustancias extraíbles. Los guantes de nitrilo HALYARD* PUREZERO* se fabrican mediante un proceso limpio, lo que significa que se lavan repetidamente en agua desionizada. Están diseñadas para garantizar un control constante de las partículas más bajas y los extraíbles, y se recomienda su uso en salas limpias ISO Clase 3 o superior y Grado A/B/C/D. Además, los guantes de nitrilo HALYARD* PUREZERO* están formulados sin aceleradores, lo que reduce el riesgo de alergias e irritaciones cutáneas asociadas a los aceleradores químicos de otros guantes de nitrilo. Utilizar procesos tanto estériles como asépticos es clave para evitar cualquier brecha de contaminación que pudiera poner en peligro el trabajo ya realizado o provocar una parada para limpiar y volver a certificar. Centrarse en ambos aspectos garantiza que las salas limpias mantengan un entorno estable, obligatorio para el importante trabajo que se realiza en ellas. Aunque la composición y la construcción de la sala blanca son elementos importantes para mantener este entorno, es igualmente necesario garantizar que los empleados de la sala blanca tengan acceso a los EPI adecuados. Un EPI adecuado incluye guantes especialmente fabricados para salas blancas y la comprensión de la importancia de reducir la contaminación, aumentar la protección y las mejores prácticas para hacerlo. Juntos, mediante una composición adecuada de la sala limpia y garantizando la disponibilidad de los EPI necesarios, las instalaciones pueden mantener las salas limpias libres de contaminación y, lo que es más importante, limpias.